¿Es demasiado pronto o demasiado tarde para volver a clase? ¿Hay necesidad de volver para despedirse y tener un acompañamiento psicológico de profesores y compañeros? Son preguntas de difícil respuesta, pero la realidad es que en muchos países se ha vuelto a las aulas de una u otra manera.
En algunas escuelas, por ejemplo, sólo han vuelto al colegio algunos alumnos, los más pequeños que sus padres tienen dificultad para conciliar su vida familiar con el trabajo al que han regresado, los del último curso de educación primaria que están cerrando un ciclo y se quedaron sin viaje de fin de curso y aquellos que han tenido más dificultades para acompañar las clases virtuales y para seguir el ritmo de los compañeros, además de los padres que acuden para formalizar trámites burocráticos de cara al próximo curso.
La combinación entre las clases virtuales y presenciales parece que será la tónica general a partir del nuevo curso, pero en realidad nadie se atreve a asegurarlo, porque sigue habiendo muchas preguntas ¿cómo? ¿repartiendo alumnos por los pasillos, en la biblioteca y en el patio? ¿aprovechando otras instalaciones municipales?
Mientras los responsables de educación locales y nacionales trabajan desde sus despachos en diseñar cómo será el nuevo curso, vamos a conocer cómo se está empezando a aplicar en algunos países el regreso a las aulas. Hay expertos que señalan la importancia de medir bien los tiempos ante el peligro de reabrir las escuelas demasiado pronto.
El profesor de filosofía, Sergio Calleja, ya nos adelantaba durante el confinamiento, la gran oportunidad que teníamos para repensar la educación.
Las que ya han abierto de nuevo sus puertas, aunque sea para pocos alumnos y profesores, están tomando medidas de prevención para evitar riesgos de contagio porque el virus aún no se ha ido y el miedo también sigue entre nosotros.
Mamparas de protección en consergería y oficinas, papeleras de pedal, accesos a puertas automáticos, dispensadores de gel que se activa sin necesidad de accionar ningún botón, guantes, mascarillas, señalización vertical y horizontal para delimitar y recordar que hay que mantener la distancia social. Hay escuelas que las aplican todas pero también las hay que abrieron las puertas y están exactamente igual que cuando se decretó el estado de alarma.
En el siguiente recorrido, destacamos algunas de las medidas que se están aplicando en escuelas de muchos países del mundo.
En Francia, donde la vuelta a las escuelas será obligatoria a partir del 22 de junio, los alumnos de educación primaria deben sentarse a una distancia social de al menos un metro.
En Holanda, unas manparas de plástico separa a los estudiantes entre las mesas, de manera muy parecida a la que ya hemos visto que se utiliza en China.
En Dinamarca, debido a que muchas escuelas siguen cerradas, algunos profesores están impartiendo clase en los parques.
En Shangai, los estudiantes llevan mascarillas y se les tona la temperatura antes de entrar al aula. A la hora de comer, unas paredes transparentes separan las,mesas y no pueden sentarse más de dos personas jubtas.
En Suiza, los padres entregan a los niños a distancia de la escuela y en Canadá algunos profesores llevan protectores faciales transparentes.
Según ha publicado World Econòmic Forum, el 90 por ciento de los estudiantes del mundo se gan visto afectados por el cierre de las escuelas. Según la Unesco, la reapertura de los centros escolares es una medida positiva pero mychos padres y profesores siguen preocupados.
En Dinamarca, la mayoría de familias mantienen a los niños en casa y profesores de muchos países están muy preocupados ante el riesgo de contraer la enfermedad.
Y en Estados Unidos, los expertos han alertado del peligro de reabrir las aulas denasuadi pronto.