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Una sensación muy rara, como cuando se va la luz y aún no has acabado de ver la película. Así se han quedado profesores y alumnos especialmente. El final de curso ha sido muy diferente a lo esperado. Lo ha relatado magistralmente el profesor de filosofía Sergio Calleja en la carta que ha dirigido a sus alumnos y que reproducimos a continuación.

Querido alumno:

El mes de junio te huele a verano, a vacaciones, a planes con amigos y te sabe a festivales y a verbenas. Pero ni el curso ha terminado como te imaginabas, ni el verano será como soñabas. Sé que eres inteligente y seguro encontrarás la manera de disfrutar de un verano distinto y unas vacaciones merecidas. Por favor, no olvides seguir siendo prudente, el virus no ha desaparecido y las medidas de seguridad se hacen necesarias por ti y por todos los que te rodean. No olvides lo que hemos vivido.

Sé que no ha sido fácil, nadie te enseñó a vivir encerrado en casa mientras terminabas un curso a distancia. Gestionar tu montaña rusa de emociones es una tarea compleja, conozco bien tus cambios de humor y tu impulsividad. Sé lo que te ha costado tolerar la frustración generada por todo lo que te has perdido (fiestas del colegio, viajes de fin de curso, graduaciones…) y sé que la pérdida de la intimidad que tanto anhelas y buscas ha resultado ser una batalla complicada. Pero ¡lo has conseguido! y si alguna vez pensaste que no podías, te equivocabas. Una vez más has aprendido que eres capaz de mucho más de lo que crees.

Independientemente del contenido repasado y aprendido, tuve claro desde el primer día que esto no era lo importante, espero que hayas aprovechado este tiempo para crecer en responsabilidad, autonomía y gestionar mejor tu tiempo, entonces, habrá merecido la pena.

Si has aprendido a valorar más a tus abuelos, habrá merecido la pena.  Si has aprendido el valor de la amistad y la importancia de los abrazos y los besos, los de verdad, los que curan, los que te salvan, habrá merecido la pena.Si has descubierto que el colegio o instituto no solo es un lugar donde aprendes contenidos aburridos, sino que es fundamental para tu desarrollo y crecimiento, habrá merecido la pena.Si has aprendido a valorar a tus profesores, no como enemigos, sino como acompañantes de camino, habrá merecido la pena.Si has aprendido a querer a tus padres, si os habéis conocido más, si os habéis peleado y perdonado, habrá merecido la pena.Si has parado, pensado, reflexionado y has descubierto cosas de ti mismo que desconocías. Si te has replanteado el lugar que quieres ocupar en el mundo, habrá merecido la pena.Si has aprendido que la solidaridad puede cambiar el mundo, habrá merecido la pena.Si te has dado cuenta de que la vida en finita y no eres inmortal y empiezas a vivir con intensidad aprovechando al máximo cada día y cada momento, habrá merecido la pena.Si has aprendido que la vida no consistía en “quemar“ experiencias nuevas cada día y has aprendido a Vivir, habrá merecido la pena, porque de esto se trata, de vivir.Querido alumno, si has aprendido todo esto, no me importa nada este temario que se ha quedado sin dar y tanto preocupa a ministros y consejeros.

Después de ver el mundo desde el balcón de tu casa, ahora toca pisar la calle y empezar a construir. Los pensadores discuten si después de todo lo vivido el mundo será mejor o por el contrario, sacará lo peor de las personas. No lo sabemos, lo que sí sabemos es que si es mejor o peor también depende de ti. Estás viendo que ante una crisis hay siempre dos opciones, los que apuestan por crear lazos, por la solidaridad, por humanizar, por arrimar el hombro y por pensar en el otro y aquellos que apuestan por crear división, por culpabilizar, por “cortar cabezas” y por despertar odios. Yo seguiré animándote en ser de los de la primera opción, hombres y mujeres críticos para construir y mejorar el mundo. Ya otros se encargarán de llenarte la cabeza de odios y desesperanza.

A mí tampoco nadie me enseñó a dar clases a distancia durante tanto tiempo, perdona todos los errores que he cometido. Ahora he aprendido cosas que os tengo que enseñar, son sencillas y pasan inadvertidas, pero necesarias e importantes para vivir. Ahora más que nunca tengo clara mi misión de educador, la de enseñar a vivir cuando la vida es otra.

Cuando el 13 de marzo se suspendieron las clases, ninguno imaginamos que ya no nos volveríamos a ver, y sin saberlo ese día se convirtió en una despedida sin despedida. Como necesitamos de ritos porque somos hombres y mujeres rituales, hemos intentado hacerlos a través de las pantallas, pero los ritos on line son menos ritos. Porque no hay piel, no hay abrazo, no hay beso.

Ahora disfruta de los reencuentros, independientemente de tus notas y tus títulos, no olvides ser mejor persona cada día, este será tu único y verdadero éxito. Estos meses he compartido contigo muchas teorías filosóficas y muchos versos, hoy me despido con uno de Ángel González: Creo en ti. Eres. Me basta.

Feliz verano. Un abrazo

                    Tu profesor Sergio Calleja

¿Y cómo se han despedido los alumnos y alumnas? Algunos profesores y alumnos no han podido reprimir un abrazo, otros se han mirado desde la distancia y muchos se han despedido a través de la pantalla del ordenador en un video chat en el que se han podido ver brindis virtuales y deseos de felicidad para las vacaciones. Todos han coincidido en emplazarse a celebrar un final como el soñado especialmente los que hoy han acabado su último curso de educación primaria y en septiembre ya estarán en el instituto. ¿Cómo será el próximo curso? Nadie lo sabe todavía a ciencia cierta.

Por el momento, y echando mano de la imaginación, os comparto cómo se ha despedido mi hija Ona, de 11 años, de sus maestros y compañeros de clase. Un vídeo titulado «La vuelta al mundo sin salir de casa».

Por Jesús Abad

Periodista multimedia desde 1996

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