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ENTREVISTA |Enfermero del Hospital de Shefield (Reino Unido) y voluntario de la vacuna de Oxford.

«Mi mujer me dijo que estaba loco y me dejó de hablar durante tres días». Así recuerda la reacción de su esposa cuando le informó que era voluntario para probar la vacuna contra la covid19 en la que estaban trabajando en el laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford. El español Joan Pons Laplana es enfermero y reside en Reino Unido desde el año 2000 a donde llegó cansado de enlazar contratos temporales y cuando la única estabilidad laboral le llevaría a trabajar en un restaurante de comida rápida.

Trabajó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) durante la primera ola y nos explica que vio «el horror, la impotencia de no poder salvar a las personas, la soledad, el silencio y la frustración». Sintió un «odio a este virus» que les estaba marcando la vida. «Mi odio al virus y mi amor a la vida pudieron más que lo que pudiera pasar».

Joan Pons Laplana, nos saluda desde el Reino Unido vestido con su uniforme de trabajo a través de videollamada. Su smartphone suena en varias ocasiones reclamado por otros periodistas que le piden que intervenga en otros medios.

En junio le inyectaron la primera dosis de la vacuna y posteriormente la segunda dosis. «Puede ser que me hayan puesto la vacuna y puede ser que me hayan puesto placebo, porque en la fase 3 es a doble ciego, no se sabe. Tengo la esperanza de que sí me han puesto la vacuna, pero si no me la han puesto yo seré el primero en la cola para que me la pongan, sea la AstraZeneca, la Pfizer o la Moderna».

Nos asegura que no lo ha hecho por dinero, ya que en el caso de la vacuna de Oxford no existe remuneración para los voluntarios como sí sucede con las de otros laboratorios en los que pagan el equivalente a unos 2.000 euros.

Llegó a dar positivo en covid19 y parece que los dosis inyectadas en su cuerpo fueron efectivas. «Sólo tuve un poco de congestión nasal que desapareció a los tres días y un poco de dolor de cabeza. Creo que la vacuna hizo su efecto».

«Me tuve que ir de España»

En estos momentos hay más de 4.000 enfermeros españoles que trabajan en hospitales del Reino Unido, según nos comenta Joan Pons Laplana. «Me parece muy triste que después de veinte años, en España siga habiendo los mismos problemas», lamenta y recuerda que su experiencia al llegar a Inglaterra en el año 2000 ante la inestabilidad laboral que encontraba en su país.

«En España, me contrataban un lunes y me despedían un viernes para no pagarme el fin de semana, me pagaban por horas».

Asegura que «no sólo es el dinero, sino también son las condiciones laborales». En el caso de este enfermero, que actualmente realiza labores de coordinación en su servicio en el hospital de Shefield, recuerda la inestabilidad que tenía antes de coger las maletas y buscar un proyecto profesional y de vida mejor.

«Vivía con el móvil. Intenté ver la película Titanic cuatro veces y me tuve que ir porque me llamaba la jefa de servicio porque tenía que ir al trabajo. Eso no era vida. No podía negarme porque tenía que pagar el alquiler».

La sombra del Brexit

La situación en el Reino Unido cambiará de manera inminente a partir del 1 de enero debido al Brexit que supone la salida del país de la Unión Europea.

«Ya no se pondrán obtener puntos en la sanidad pública inglesa para volver y hacer oposiciones en España», por lo que «ahora muchos de los enfermeros se están marchando a Irlanda».

Le envía un mensaje a los mandatarios españoles, en especial a la presidenta de la Comunidad de Madrid: «Si la señora Ayuso me está viendo y dice que falta personal, yo estaría dispuesto a ir a trabajar pero en unas condiciones similares a las que tengo en Inglaterra».

La cuenta atrás para la vacuna

«El ministro de Sanidad de Reino Unido nos ha dicho que estemos preparados para poner la vacuna el 7 de diciembre», tal como se ha confirmado en las últimas horas. Joan Pons Laplana nos adelanta que «la previsión es vacuna a toda la población de Inglaterra para finales de abril» y «comenzaremos con los sanitarios y las personas de mayor edad».

Consciente del momento que estamos viviendo y de la expectación mundial ante la aplicación de la vacuna, Pons Laplana asegura que «la rapidez también ayudará a salvar más vidas. Nunca había habido en la historia tantos millones de personas pendientes del descubrimiento de una vacuna».

Este enfermero español cuestiona las estrategias de comunicación utilizadas por algunos laboratorios y multinacionales por intereses económicos y pide «más transparencia porque la vamos a necesitar».

Preguntado por los errores que se han notificado en el proceso de elaboración de la vacuna, recuerda que «la ciencia está llena de errores que luego han sido beneficiosos para la humanidad. La propia penicilina se descubrió por error». Asegura que «tenemos ya tres armas, tres posibles vacunas, para acabar con la epidemia. Esa tiene que ser la noticia del año».

Cuando se empiece a aplicar, quedará en el aire «¿Con qué frecuencia nos tendremos que poner esta vacuna?». En su caso, le seguirán haciendo extrayendo sangre periódicamente y revisando cómo reacciona su organismo a la espera de decidir «si la vacuna se aplicará cada año y cada más tiempo».

Por Jesús Abad

Periodista multimedia desde 1996

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